a. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL
SALVATAJE BANCARIO DE 1999 EN ECUADOR
Crisis financiera en Ecuador de 1999

La
crisis financiera de 1999 conocida como el Feriado Bancario antecede también al
año 1992 fecha en que el sistema financiero se liberalizo, siendo el banco
central el que asume de manera exclusiva actividades monetarias y cambiarias
por lo que algunos mecanismos de control se desvinculan de sus funciones, para
1994 mediante la ley de instituciones financieras algunos banqueros
aprovecharon esto para incrementar sus actividades económicas y empresariales a
través de créditos otorgados en algunos casos por relaciones amistosas sin que
la entidad financiera exija garantías suficientes para el pago de dichos
créditos.
Antecedentes:

Otro
factor importante que agravó la crisis fueron los altos gastos militares
efectuados que hizo el Ecuador para poder afrontar el conflicto bélico del
Cenepa de 1995 con el Perú.
Gastos
no presupuestados y para empeorar las cosas, azotó al Ecuador el fenómeno
natural de El Niño de 1998 quedando el sector agrícola ecuatoriano destrozado y
en bancarrota, súmese a esto la crisis financiera internacional y el desplome
del precio del petróleo en la época (US$ 6,30 por barril) siendo Ecuador un
país cuyos mayores rubros de exportación y el financiamiento del presupuesto
estatal dependen de la industria petrolera.
Ø Los
factores de mayor relevancia de la crisis financiera en el ecuador de 1999
tenemos:
1:
El fenómeno del niño.
2:
Crisis financiera internacional
3:
El manejo de las políticas económicas (mayor importancia) , que se ha centrado
en evitar la quiebra de los bancos y en privilegiar exclusivamente el pago del
servicio de las deudas externas e interna, ha tenido un efecto negativo mayor
sobre el deterioro de las condiciones de vida de la población ecuatoriana,
sumida en la recesión -inflación- devaluación - aumento del desempleo y de la
pobreza, que impacto de los efectos de la crisis financiera internacional, en
sí misma, y del fenómeno de EL NIÑO, a pesar de haber sido el más catastrófico
desde el siglo XX.
¿Cómo sucedió este hecho?
El
8 de marzo de 1999, se declaró un feriado bancario de 24 horas, que finalmente
duró 5 días. Todas las operaciones financieras estaban suspendidas. Mientras
tanto, Mahuad decretó un congelamiento de depósitos por 1 año, de las cuentas
de más de 2 millones de sucres. Aun así, los bancos “quebraron” y el Estado
asumió los costos, a la población a través de diversos mecanismos, entre ellos,
la reducción del gasto social y la elevación del costo de los servicios.
Durante
ese mismo año, el Banco Central del Ecuador con el fin de salvar el déficit
presupuestario del Estado que le impedía cubrir con el gasto público,
implementó una serie de medidas devaluatorias del sucre. El efecto de decretar
la inflación, fue la depreciación de los ahorros de la población. En respuesta
a las medidas del banco central la población ecuatoriana empezó a cambiar
masivamente la moneda nacional, sucre, por el dólar estadounidense que brindaba
más confianza.

El
medio circulante aumentó a una proporción anual de 170% para pagar a los depositantes
de los bancos quebrados.
Con
la dolarización encima y el dinero congelado en las arcas de los bancos, se
devaluó en forma significativa el sucre y a una parte de la población le
empezaron a devolver su dinero mucho tiempo después pero ya en dólares
americanos, lo cual perjudicó en gran porcentaje la economía nacional, ya que
el valor de un dólar era equivalente a 25,000 (veinticinco mil) sucres en ese
entonces, y la devolución en dólares significaba pérdidas para esta sociedad
que empezaba un nuevo camino monetario. Asimismo, ante la incertidumbre de la
población por su dinero e impulsados por la necesidad de realizar sus pagos o
compras particulares; algunas personas naturales pero adineradas se
aprovecharon de ésta situación y como último recurso les empezaron a comprar
éstos certificados a un precio mucho menor o con supuestos descuentos de lo que
en realidad valía en dinero efectivo.5
Así
mismo, con la dolarización el pueblo ecuatoriano sufrió un cambio drástico
debido a que las personas con dinero en sucre perdieron doblemente, como el
valor de los papeles y la devaluación del dólar con respecto al sucre. Mientras
que los grandes deudores de la banca cerrada crearon fidecomisos para pagar sus
altas deudas.
Un
domingo 9 de enero del 2.000, el entonces Presidente de la República Jamil
Mahuad anunció en una cadena televisiva lo siguiente: “El sistema de
dolarización de la economía es la única salida que ahora tenemos, y es el
camino por donde debemos transitar”6
Los
problemas económicos, financieros y políticos irresolutos llevaron a masivas
protestas, en las que un grupo de mandos medios del ejército liderados por Lucio
Gutiérrez se tomaron el Congreso Nacional y declararon un triunvirato con la
participación de civiles y el movimiento indigenista CONAIE, un 21 de enero.
Mientras tanto el alto mando de la Fuerzas Armadas retiró su apoyo al
presidente, derrocando a Mahuad el 22 de enero de 2000 y facilitando la
ascensión de Gustavo Noboa como presidente constitucional.


En
el Ecuador han sido múltiples los acontecimientos que han repercutido en su
desarrollo, y al final del siglo XX, entre 1997 y 2001 se ha desarrollado una
de las peores crisis bancarias, fenómeno financiero que ha traído serias
repercusiones políticas, económicas y sociales.
El
siglo XX traía una banca nacional en una etapa media de crecimiento, sin embargo,
al fin de este siglo, la banca nacional se encuentra técnicamente quebrada. En
este momento varias instituciones financieras, entre Bancos y sociedades
financieras han sufrido una quiebra, se hallan en saneamiento o
reestructuración (status jurídico creado por la Ley de Reordenamiento en
Materia Económica en el Área Tributario Financiero del 1 de diciembre de 1998),
que en la actualidad ya no rige. Dichas instituciones en su mayoría se hallan
cerradas por causa de una mala o dolosa administración.
El
Estado paternalista debió asumir el costo de la quiebra de "los IPls a
través del Ministerio de Economía y Finanzas y de una entidad creada para ello,
la Agenda de Garantía de Depósitos, que tenía como finalidad especial honrar la
garantía de depósitos y administrar los bancos en saneamiento hasta su ingreso
a liquidación.
Los
administradores de los bancos quebrados, autoridades y funcionarios encargados
de vigilar los negocios bancarios que fueron cómplices, no han recibido la
sanción penal correspondiente por su actuar doloso, y ello refleja la poca
eficiencia, moralidad y eficacia
en
la administración del Estado. Como siempre el Estado siempre termina perdiendo,
y como consecuencia la población ecuatoriana.
Durante
los años veinte se dieron los desaciertos económicos y políticos de la
bancocracia, que generaron en una grave inflación, la masacre de trabajadores
del 15 de noviembre de 1922, la corrupción del sistema político que agravaron
los efectos de las crisis de exportaciones.
En
los años sesentas los sucesos bancarios que llamaron la atención fueron los de
La Previsora y el Banco de Guayaquil, a los que solucionaron asumiendo el
Estado el costo final perjudicial. Posteriormente se dio el cierre del Banco de
Descuento, en todos estos casos se debió al mal manejo del sector de banqueros,
administradores que quedaron sin sanción alguna, mientras el Estado asumía las
consecuencias de ese actuar perjudicial.
Con
estas circunstancias se promulga la Ley General de Bancos, la cual tuvo grandes
logros, y rigió nuestra vida financiera desde 1974 hasta 1994 en que fue
derogada. Durante los años noventa, se consideró que la ley no precautelaba los
intereses de determinados sectores, y se requería para actualizarla con la
tendencia de la globalización y la economía internacional. Hubieran sido
efectivas si al reformar se moderniza la estructura del sistema gubernamental
del Estado y su facultad controladora.

Muchos
consideran que la crisis bancaria se inicia desde la promulgación de la Ley
General de Instituciones del Sistema Financiero, pues con ella se dejó abierta
la puerta al poco control por parte de la Superintendencia de Bancos, y a las
malas administraciones de los bancos.
CAUSAS:
Se
controló y fiscalizo al banco comercial y agrícola, que se la liquido.
Una
de las causas principales de la crisis bancaria es la falta de Control de parte
de la Superintendencia de Bancos, para el otorgamiento de créditos vinculados y
especialmente a compañías fantasmas que resultaron ser propiedad de los mismos
banqueros o de sus familiares, perjudicando con ello a miles de depositantes,
que confiaron en la banca. Se dice que la razón del cometimiento de los actos
no deriva de la ley, sino de quienes la deben cumplir, es decir que es la
calidad moral, la falta de principios de quienes administraban los bancos, o de
los que administran el Poder y el Control, lo que permite la crisis. Sin
embargo, la ley abrió que muchos busquen las vías de transgredirla, por ello lo
mejor hubiera sido mantener las prohibiciones de la extinta Ley General de
Bancos.
Toda
esta situación degenero en el perjuicio a miles de ecuatorianos y extranjeros
que habían confiado en la banca nacional hoy cerrada, y también los banqueros
honestos, perjudicados por las quiebras fraudulentas y provocadas por malas
administraciones y falta de controles adecuados, se llegó hasta el
congelamiento de depósitos, la pérdida de las inversiones, degenerando en la
inflación, la devaluación monetaria, la pérdida de la moneda ecuatoriana
"El Sucre", dando paso al dólar de los Estados Unidos de América.
Las
consecuencias de la crisis bancaria, del cierre de varios bancos, se seguirá
sintiendo en el país, y ello ocurre porque el mecanismo utilizado para el
"salvataje" es errado.
Si
bien la crisis llevó a la desaparición de nuestra moneda, el Sucre, dando paso
a la dolarización la cual debe tomarse no como la panacea o el remedio al
desastre, ya que los sistemas monetarios y cambiarios no son soluciones a los
problemas de la sociedad. Es un chance para mejorar el sistema.
Es
importante rescatar principios éticos y morales imprescindibles para un
banquero, por cuanto administra dinero de terceros, así como establecer normas
jurídicas estructurales que permitan un acertado funcionamiento y gestión de
los principales órganos de control y de cada uno de los funcionarios, quienes
deben ser capacitados y examinados en forma constante para evitar la corrupción
en el sistema financiero.
CONSECUENCIAS:
·
Logró una estabilidad monetaria y un
incremento en los ingresos públicos.
·
Quiebre y cierre del 70% de instituciones
financieras del Ecuador.
·
Ola migratoria a España, USA, Italia,
entre otros.
·
Caída del PIB de 7,3%.
·
Mayor pobreza, desempleo, indigencia.
·
Implementación del dólar como moneda
nacional a 25000 sucres por dólar.
b.La responsabilidad de la banca
en la crisis económica de Europa y Estados Unidos

Se
ha extendido con fuerza la idea de que los bancos españoles están siendo objeto
de importantes ayudas y que, de modo insolidario, no las trasladan a las
empresas y familias mediante una ampliación del crédito. Las palabras suben de
tono y ya hay quienes advierten de la necesidad de adoptar medidas coercitivas
para que las entidades financieras suministren la liquidez necesaria a los
sectores productivos o incluso se habla de una "nacionalización" si
no se transforman en crédito las ayudas recibidas.
Análisis:

Para un análisis correcto de la situación es
fundamental distinguir entre los problemas de liquidez y los de solvencia. Son
de naturaleza distinta y requieren medidas distintas. El de liquidez surge tras
el desencadenamiento de la crisis en el verano de 2007 con el práctico cierre
del mercado interbancario por la súbita pérdida de confianza entre las
entidades de crédito. El de solvencia emerge como consecuencia de la
depreciación de los activos tóxicos y del excesivo apalancamiento de las
empresas al que, ante el empeoramiento de la situación económica, no pueden
hacerle frente.
Ante la aguda y persistente sequía de fondos, los
bancos centrales han asumido su papel como prestatarios de última instancia y
la han suplido mediante voluminosas y repetidas inyecciones de liquidez en el
sistema. Es importante percatarse que no se trata de un incremento de la
liquidez en circulación sino de una sustitución de las habituales operaciones
entre las entidades. No se trata, por lo tanto, de que estas inyecciones tengan
que traducirse necesariamente en un incremento del crédito distribuido por los
bancos. La gravedad y persistencia de la situación ha hecho que estas
operaciones hayan debido complementarse con la ampliación de los plazos, de los
colaterales aceptados y de las entidades con acceso al redescuento. Todas estas
medidas tienen un carácter de emergencia y van dirigidas a evitar el colapso del
sistema de pagos, pero sin efectos directos sobre la liquidez global, el
volumen del crédito o el ritmo de la actividad económica. Sí es cierto, sin
embargo, que en un clima de elevada desconfianza y ante la gran dificultad de
ponderar la calidad y la exposición a los activos tóxicos, se han ampliado los
diferenciales (spreads) tanto entre los tipos oficiales y el tipo del
interbancario como entre los de la deuda pública y privada al incorporar esta
última un mayor nivel de riesgo.
Un problema distinto es el de la solvencia. En este
caso, la toma de decisiones ya no es competencia de las autoridades monetarias
sino de los Gobiernos. Ante el deterioro de la situación económica y el
excesivo nivel de apalancamiento, muchas empresas, incluidas algunas entidades
financieras y de seguros, se han visto abocadas a la suspensión de pagos. En
muchos casos, los efectos de la quiebra sobre el sistema financiero, la
actividad y el empleo hubieran sido de tal magnitud que las autoridades se han
visto obligadas a desplegar toda una batería de medidas (adquisición de activos
tóxicos, toma de participaciones, recapitalizaciones, etcétera) para hacerles
frente. Estas operaciones de rescate, por lo menos en el corto plazo, sí
conllevan un coste a cargo de los fondos públicos y, por lo tanto, del
contribuyente. Obviamente, los casos de insolvencia van aparejados con
problemas de liquidez, pero no nos engañemos, el problema de fondo sigue siendo
el de la insolvencia, aunque algunas entidades traten de enmascararlo como si
únicamente se tratase de un problema transitorio de liquidez.
La banca de
Estados Unidos:
En
Estados Unidos y en algunos países europeos es probable que la banca haya
contribuido al desarrollo de la crisis financiera, aunque ésta encuentra sus raíces
en una explosión del crédito favorecida por unas condiciones monetarias
excesivamente laxas y la generación de sucesivas burbujas (puntocom, vivienda,
materias primas) lo que, junto con una regulación y una supervisión
deficientes, ha dado cabida a la generación y distribución de un volumen
extraordinario de activos tóxicos que nunca debería haberse producido. En este
contexto, es posible que la banca haya contribuido a la crisis en la medida en
que ha satisfecho con excesiva fluidez y sin las garantías necesarias dicha
demanda de crédito.
La banca
española:
En
el caso de la banca española, es ampliamente reconocido que sólo se ha visto
marginalmente salpicada por la adquisición de activos tóxicos, que el grueso de
su negocio es de carácter tradicional y que ha sido completamente ajena al
modelo de "originar para distribuir". Las entidades se encuentran en
una situación saneada con excelentes ratios de rentabilidad, de solvencia y de
eficiencia. Nuestros bancos figuran entre los mejor provisionados para hacer
frente a un aumento de la morosidad (fondos anti cíclicos) que, por lo demás,
se encontraba en mínimos históricos y muy por debajo de la de nuestros
competidores. A diferencia de un buen número de los países de nuestro entorno, los
bancos españoles no han sido objeto de intervención o de rescate alguno. Ello
se debe, en gran medida, a una regulación y supervisión a la vez estricta y
eficiente que se ha acompañado de una gestión particularmente prudente.
A
pesar de esta situación relativamente favorable, nuestras entidades no han
podido sustraerse a los efectos de la crisis. Por un lado, se están viendo
penalizadas con unas primas de riesgo más elevadas como se desprende de la
ampliación de los spreads de la deuda soberana y el encarecimiento relativo de
sus costes de financiación. Por otro, se encuentran con que las reglas de la
competencia se están viendo alteradas por las ayudas públicas directas que
muchas entidades de otros países están recibiendo. Esto supone un incentivo
para las entidades menos eficientes en detrimento de las mejor gestionadas, al
tiempo que se levanta una importante barrera a la creación del espacio único
europeo.
No
puede ignorarse que el crédito y la actividad económica están estrechamente
correlacionados. Por consiguiente, la moderación del crecimiento del crédito
otorgado por los bancos españoles al sector privado -desde unas tasas próximas
al 25% anual hace poco más de un año al 8% en el momento actual- no debería ser
motivo de sorpresa alguna. No se trata, en ningún caso, de una
"estrategia" del sector que embalsa la liquidez y/o que no traslada
las facilidades que se le ofrece a las empresas y hogares. La moderación del
crédito responde básicamente a dos grandes razones: a la caída de la demanda,
en primer lugar, y al deterioro del grado de solvencia de los agentes, en
segundo, que en ambos casos acompañan toda fase de retraimiento de la
actividad. Así sucedió en las recesiones de 1984 y de 1993 cuando el
crecimiento nominal del crédito fue prácticamente nulo. Sería una enorme
irresponsabilidad, y un contrasentido respecto a una de las principales
lecciones de esta crisis, pretender que las entidades financieras satisfagan
indiscriminadamente toda demanda de crédito con independencia de los criterios
de solvencia y de una gestión prudente. Pongamos las cosas en su sitio y no
tratemos de buscar un chivo expiatorio al que cargar con la culpa sobre la base
de unos análisis que carecen de consistencia. Actuaciones en esta dirección
comprometerían la solidez y la solvencia de nuestro sistema financiero, que hoy
necesitamos más que nunca para hacer frente a la crisis.
Referencias bibliográficas:
Buena información
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